free tracking Letteboxd sacó el lado más tóxico de los cinéfilos, ¿vemos películas por gusto o por números? – Koko Cafe

Letteboxd sacó el lado más tóxico de los cinéfilos, ¿vemos películas por gusto o por números?

Con el cierre de año, Letterboxd inundó nuestras redes con estadísticas: gráficas coloridas, películas favoritas y, sobre todo, el tan codiciado número de cuántas películas vimos. Aunque para muchos esto es solo una divertida manera de reflexionar sobre su año cinéfilo, hay quienes han convertido estos conteos en una competencia de quién vio más películas, como si la cantidad fuera sinónimo de amor al cine.

Pero aquí va la gran pregunta: ¿ver más películas te hace automáticamente un mejor cinéfilo?

Letterboxd sacó el lado más tóxico de los cinéfilos

Letterboxd, una herramienta pensada para compartir opiniones y construir una comunidad cinéfila, parece haberse convertido en el terreno perfecto para la comparación tóxica. Algunos usuarios publican orgullosos números que superan las 300 o 400 películas al año, casi como una medalla que valida su identidad de cinéfilos “reales”. El problema es que esta tendencia puede hacer sentir a quienes ven menos películas que no están a la altura o, peor aún, que su amor por el cine es menos legítimo.

Y ahí está el detalle: el cine no debería ser una carrera de acumulación ni un terreno para demostrar quién es “más”. Las películas no son estampitas que coleccionas por cantidad; son experiencias, emociones y reflexiones que nos conectan de manera única con las historias que vemos en pantalla.

¿Vemos películas por amor o por estadísticas?

Ser cinéfilo no se trata de tener una lista interminable de películas marcadas como “vistas”. Se trata de disfrutar, analizar y permitir que esas historias dejen una huella en ti. Hay quienes ven pocas películas al año, pero las disfrutan con verdadera pasión, reflexionan sobre ellas y hasta las vuelven parte de su vida. ¿Eso los hace menos cinéfilos que alguien que consume tres películas diarias sin detenerse a procesarlas? Claro que no.

El cine no es una maratón, y mucho menos un deporte competitivo. Es un medio artístico que conecta con cada quien de forma distinta. Algunos verán una película al mes y sentirán que cambia su vida; otros disfrutarán de la experiencia de ver tres películas al día. Y ambas experiencias son igual de válidas.

No nacemos con todo el conocimiento cinematográfico ni con listas interminables de películas vistas. Es un proceso de descubrimiento, aprendizaje y, sobre todo, disfrute. Cada película, sea un clásico del cine de autor o el último blockbuster de Marvel, tiene el potencial de enseñarnos algo y de alimentar nuestro amor por este arte.

El cine es un continuum, no una meta a la que llegas al marcar cierto número de películas vistas. Algunos comienzan viendo lo que encuentran en el streaming más accesible y, con los años, descubren nuevos géneros, directores y cinematografías. Otros se quedan siempre en su zona de confort, viendo lo que realmente les apasiona. Y eso está bien. Ser cinéfilo no es un camino único ni una carrera por ser “mejor” que otros.

Además, comparar nuestras estadísticas con las de otros solo alimenta inseguridades innecesarias. No tiene sentido sentirnos mal por no haber visto tantas películas como alguien más. Cada quien tiene su propio ritmo y motivos para ver cine. Tal vez trabajas, estudias o simplemente prefieres dedicar tiempo a otras cosas. Todo eso está bien, porque el cine no debería ser una carga, sino una fuente de disfrute y aprendizaje.

El cine y el consumismo disfrazado

La obsesión por “ver más” también revela otro problema: el consumismo disfrazado de amor al cine. Al convertir el cine en una lista interminable de pendientes, muchas personas pierden el propósito real: disfrutarlo. ¿Cuántos de esos números publicados con orgullo reflejan películas vistas por amor al arte y no solo por “cumplir”?

No estamos aquí para criticar a quienes ven cientos de películas al año (siempre que lo hagan por gusto y no por presumir), sino para recordar que no necesitamos competir ni demostrar nada. Cada quien conecta con el cine a su ritmo y según sus propios intereses, y eso es lo que hace que este arte sea tan hermoso y diverso.

Ser cinéfilo no es ver películas por obligación, ni correr a ver lo último de Cannes solo para marcarlo en tu lista. Ser cinéfilo es amar el cine en sus múltiples formas, sin importar si ves clásicos en blanco y negro, blockbusters palomeros o ese documental indie que nadie conoce. Lo importante es que disfrutes la experiencia y la hagas tuya.

Así que la próxima vez que veas esos conteos kilométricos en Letterboxd, recuerda: no necesitas “ganar” para ser un verdadero amante del cine. Tu amor por las películas no se mide en números, sino en cómo te hacen sentir, reflexionar y soñar.


Nada Qué Ver, la guía con todo lo que deberías estar viendo en streaming

About admin